La remodelación de la Plaza del Laurel parte de la existencia de un vacío urbano abierto a una de las calles más importantes de penetración hacia el centro de Corral de Calatrava.
Frente a la actual apertura indiscriminada de la actual plaza, con vocación de ensanche dinámico de la calle, se propone un espacio encajado sobre la variante de la vía principal para obtener un remanso estático, donde se detenga la actividad.
Un lugar de descanso, plácido y fresco junto a un laurel, plantado al efecto y que da nombre a la plaza.
Utilizando los adoquines que sirvieran de base al empedrado de las calles del pasado, se proyectan taludes verdes, donde los primeros, comprimen la tierra, permitiendo el crecimiento intersticial de vegetación.
Recogiendo los taludes se dispone un banco corrido que encinta el pavimento de la plaza y permite la iluminación rasante de la misma.
Junto al laurel, una lámina de agua recoge pequeños borbotones que a modo de manantiales naturales emanan entre los adoquines, mejorando las sensaciones de frescor de este espacio estival.